
La decisión de una naviera china de cancelar su ruta directa hacia Lirquén, en la región del Bío Bío, ha generado un fuerte impacto en el comercio marítimo de Chile. Este puerto ha sido un centro logístico clave para el intercambio internacional, pero la nueva conexión entre Asia y el Megapuerto de Chancay, en Perú, pone en riesgo su competitividad. Con una economía que depende en gran medida de los envíos, la pérdida de esta ruta representa una amenaza significativa para el futuro de la región.
Diversos gremios empresariales, incluidos exportadores y sindicatos, han expresado su preocupación por las repercusiones que traerá esta decisión. La medida, que se implementará en 2026, podría resultar en la reducción del volumen de carga en Lirquén, afectando el empleo y la actividad económica de la zona. Los empresarios temen que los productos chilenos sean desplazados por los puertos peruanos, reduciendo la relevancia de Chile como hub comercial en la región.
A pesar de la adversidad, algunos actores del sector portuario se muestran optimistas. Francisco Verscheure, director de DP World Lirquén, afirmó que el puerto chileno sigue siendo crucial para el comercio internacional, operando con más de 150 buques anuales. No obstante, el reto de competir con la creciente fuerza del Megapuerto de Chancay persiste, y Chile deberá encontrar soluciones para preservar su lugar en el comercio global frente a esta nueva amenaza.