La visita del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, a Lurín terminó en enfrentamientos con los vecinos, quienes expresaron su rechazo ante la falta de soluciones frente a la delincuencia. Durante una conferencia de prensa sobre la captura de la banda “Los Injertos de Villa”, el ministro respondió con una burla a los ciudadanos que protestaban, enviándoles un beso antes de retirarse. La reacción no se hizo esperar: los vecinos arrojaron piedras contra su vehículo oficial mientras gritaban consignas en su contra.
La indignación se extendió entre los asistentes, quienes exigieron la renuncia del ministro con gritos de “¡Fuera, ministro!”. Resguardado por un fuerte contingente policial, Santiváñez abandonó la zona sin responder a las demandas de la población. Desde la distancia, los manifestantes insistieron en que la presencia del ministro no era más que un acto mediático, sin impacto real en la lucha contra la delincuencia, mientras la seguridad en su distrito sigue siendo inexistente.
El malestar ciudadano no es aislado. Santiváñez enfrenta cuatro mociones de censura en el Congreso debido a su deficiente gestión en seguridad y las recientes investigaciones en su contra. Parlamentarios de diferentes bancadas han impulsado su destitución tras el asesinato del cantante de Armonía 10, caso que evidenció la falta de control sobre el crimen organizado. Su permanencia en el cargo se definirá el 21 de marzo, cuando el Pleno debata las mociones y decida su futuro.