Enya Sánchez Botillo, un joven venezolano de 25 años, fue asesinado a balazos en la madrugada en el cerro «12 de agosto», en Huaycán, Ate. Sánchez había llegado a Perú hace siete años y trabajaba como jalador de pasajeros en la zona. Su familia sospecha que el crimen está vinculado a una extorsión, dado el contexto de inseguridad en la región.
La policía y peritos de criminalística llegaron al lugar para recoger evidencias, mientras los vecinos de Huaycán expresaban su preocupación por la creciente ola de violencia. La comunidad local denunció la presencia de forasteros involucrados en estos crímenes, lo que ha generado un clima de inseguridad. Algunos incluso afirmaron que la medida de estado de emergencia no ha tenido un impacto positivo en la zona, pues el «Estado no ve nuestra realidad».
A pesar del estado de emergencia declarado en la zona, la delincuencia sigue siendo un problema grave. Los residentes pidieron mayor presencia policial y medidas de seguridad, como cámaras y tranqueras, para proteger el área. La falta de intervención por parte de las autoridades ha aumentado el temor entre los vecinos, quienes exigen justicia por el asesinato de Sánchez Botillo.