Los habitantes de Caracas se encontraron el martes con un gran árbol de Navidad en una plaza pública, un símbolo de la temprana celebración anunciada por el presidente Nicolás Maduro, quien determinó que la temporada navideña comenzaría antes de diciembre. Sin embargo, la situación en el país es sombría, con más de 2,000 detenidos, incluidos menores, y más de 20 personas muertas tras las manifestaciones que estallaron después de las controvertidas elecciones del 28 de julio.
Mientras trabajadores se apresuran a adornar varios barrios, muchos ciudadanos, como Desiré Aguiar, expresan su descontento con el inicio anticipado de la festividad. «Estamos en octubre y todavía no ha pasado Halloween. ¿Estamos celebrando juntos?», se cuestionó Aguiar, resaltando la falta de espíritu festivo ante la dura realidad económica. La tradición navideña de tiempos pasados, asociada con compras y bonificaciones generosas, se ha visto eclipsada por la crisis, dejando a muchos sin poder disfrutar de la temporada.
El reciente decreto de Maduro ha generado burlas en redes sociales, aunque pocos se atreven a criticarlo abiertamente debido a la represión que ha seguido a las manifestaciones. La gente teme las consecuencias de expresar sus opiniones, especialmente después de que Maduro instara a los ciudadanos a denunciar a quienes cuestionan los resultados electorales. En medio de esta atmósfera de temor, algunos también rechazan la idea de celebrar la Navidad tan temprano por razones religiosas, recordando que la festividad debería ser en diciembre, como lo expresó Wilfredo Gutiérrez, de 61 años.