La reciente fuga de un interno en el penal de Lurigancho desató una crisis en el sistema penitenciario peruano. Como consecuencia, el presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Javier Llaque, presentó su renuncia, la cual será aceptada de inmediato, según informó el jefe del Gabinete Ministerial, Gustavo Adrianzén. Además, el director del penal fue destituido por su presunta responsabilidad en los hechos.
El recluso fugado, John Kennedy Javier Sebastián, condenado por robo agravado, logró escapar el lunes 21 de abril tras escalar la malla de seguridad, cruzar la zona conocida como “tierra de nadie” y saltar el muro exterior del penal, evadiendo los protocolos de seguridad. A raíz del incidente, tres agentes del INPE han sido removidos, detenidos y denunciados ante el Ministerio Público por su supuesta implicancia en la fuga.
Este escándalo penitenciario se suma a otros hechos alarmantes, como el hallazgo de una antena ilegal en el penal de Challapalca. La situación ha puesto en evidencia graves fallas en el sistema carcelario. “Entendemos que hay responsabilidad funcional, y la renuncia es una medida inmediata”, señaló Adrianzén, quien aseguró que en breve se designará a un nuevo titular para liderar el INPE.