
El vuelo de Conviasa, supervisado por el embajador estadounidense Richard Grenell, aterrizó en Texas como parte de la estrategia de repatriación de migrantes venezolanos. A bordo, se encontraban supuestos miembros del Tren de Aragua, una organización vinculada al crimen en Venezuela. La Casa Blanca difundió una fotografía que muestra a los deportados encadenados y esposados, lo que generó una fuerte reacción de indignación por el trato despectivo hacia los migrantes, mientras el lema «Hagamos que Estados Unidos sea seguro otra vez» acompañaba la imagen oficial.
El vuelo, un Embraer 190 con matrícula YV2944, aterrizó en el Biggs Army Airfield de El Paso, Texas, como parte del «Plan Vuelta A La Patria». A pesar de la celebratoria del gobierno venezolano, la imagen de los migrantes encadenados ha sido calificada de humillante por activistas y defensores de derechos humanos. El énfasis en mostrar a los deportados de esa manera ha desatado duras críticas internacionales por el trato deshumanizante, mientras se resalta la falta de dignidad en el proceso.
La controversia ha sido amplificada por las reacciones de líderes internacionales, como el presidente colombiano Gustavo Petro y el mandatario brasileño Lula da Silva, quienes han condenado la actitud de Estados Unidos hacia los migrantes. Organizaciones de derechos humanos destacan que, además de los supuestos criminales, muchos deportados son personas que huyen de una crisis humanitaria, subrayando el impacto negativo de las políticas migratorias estadounidenses y el trato denigrante hacia los migrantes encadenados.