
Durante la madrugada del jueves 16 de enero, tres explosiones alarmaron a los residentes del distrito de Lince, Lima. Dos hoteles y un edificio comercial fueron blanco de ataques con artefactos explosivos, causando graves daños en las fachadas de los inmuebles. Las detonaciones sembraron pánico en la zona, donde vecinos y comerciantes expresaron su preocupación por la falta de seguridad. Pese a la entrega reciente de 30 motocicletas destinadas al patrullaje, la alcaldesa Malca Schnaiderman calificó los hechos como un “caso fortuito”.
La autoridad edil atribuyó la falta de respuesta oportuna a cambios recientes en las instituciones policiales que habrían limitado su presencia en el distrito. Según Schnaiderman, el serenazgo y la Policía reanudarán sus operaciones conjuntas esta semana para reforzar la vigilancia. Sin embargo, los vecinos temen que las explosiones sean parte de un ataque premeditado, posiblemente vinculado a mafias o extorsiones dirigidas contra negocios locales.
El ambiente en la zona sigue cargado de incertidumbre. Mientras algunos propietarios afectados exigen soluciones inmediatas, otros especulan sobre las causas detrás de los atentados, entre ellas la trata de personas y la extorsión. Hasta el momento, no se han reportado heridos, pero los daños materiales y el temor persisten entre los habitantes.